Roma llegó a la Península durante la
Segunda Guerra Púnica, durante la que se enfrentaron a los cartagineses (con el enfrentamiento de dos personajes que quedarían grabados para el futuro: el cartaginés
Aníbal y
Escipión "el africano"). Tras vencer a los cartagineses no abandonaron la península, viendo las importantes posibilidades económicas y de enriquecimiento que ofrecía, pero tampoco lo tuvieron fácil.
En la Península existían un buen puñado de pueblos o culturas que se habían desarrollado a lo largo de la
Edad del Hierro y que, unos más que otros, constituyeron un importante obstáculo para la conquista del territorio por las tropas romanas. Esto les obligó a llevar a cabo una conquista organizada y sistemática, con la construcción de importantes estructuras defensivas en los puntos estratégicos.
La
Torre de Hijovejo es una de estas numerosas torres defensivas que se situaban en la zona de
La Serena, un territorio ocupado durante el final del milenio por los lusitanos, para un mejor control y articulación del territorio (no hay que olvidar que en
La Serena existen importantes recursos mineros).
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Torre de Hijovejo |