viernes, 24 de noviembre de 2017

Castro de La Cava (Luzón. Guadalajara)

Hacía tiempo que teníamos ganas de acercarnos por los montes que rodean a la población de Luzón para buscar el castro de La Cava. Aprovechando los días otoñales, por fin, tuvimos ocasión de recorrer la zona, adentrarnos en sus caminos y sencillamente sentirnos exploradores.

El castro de La Cava es uno de los numerosos castros celtibéricos de la zona. Muy próximos a este castro se localizan otros yacimientos interesantes como son el Castro de Hocincavero o, un poco más alejado, el Castro de Peña Moñuz. Todo ello nos indica una importante población durante el periodo. Por los restos encontrados, probablemente este castro pueda enmarcarse en la II Edad del Hierro (en torno al siglo III a. C). Dentro de la cultura celtibérica, este castro sería asentamiento de los Titos, que ocuparon la zona del alto Tajuña.

Nuestra referencia la marca el río Tajuña cuyas exiguas aguas bañan los pies del pequeño monte donde se sitúan las referencias a los restos de La Cava. Iniciamos el recorrido en Las Presas, una vez atravesado el río Tajuña.

Seguimos una antigua pista, algo perdida pero bien marcada, hasta alcanzar el collado que da acceso a La Cava. En este punto, sobre el cerro, se extienden innumerables muros que delimitan terrenos hoy en desuso. El cielo está espectacular y los robles se visten de otoño.

Collado de acceso a La Cava
Collado de acceso a La Cava

Tomando la cuerda como referencia, avanzamos sin estar muy seguros de si la dirección es correcta. Sorteamos muros, sin camino ni senda que nos guíe.

Dudamos sobre el camino a seguir, no es evidente la localización del yacimiento. Sin indicaciones ni terreno pisado la búsqueda de los restos se convierte en una labor difícil.

Por fin llegamos a una zona que parece delimitar un montículo: hemos localizado el foso. Hoy cubierto por la maleza, hace complicado distinguir su antiguo uso defensivo. El foso se localiza al sureste del montículo, en la parte menos escarpada del terreno, defendiendo el acceso más evidente.
La Cava. Foso
La Cava. Foso

Andamos por él y nos cercioramos de que realmente es un vaciado artificial. Sentimos la satisfacción de haber localizado los restos. Ahora hay que intentar adivinar otros elementos.

Sobre el foso se identifican de manera clara varias líneas de piedras, es complicado discernir qué partes corresponden a la muralla y qué partes se corresponden con modernos cercados construidos a partir de los materiales saqueados de las estructuras defensivas. Sí que se observa diferencia entre la calidad de los diferentes muros, en la base de algunos de ellos se observan sillares de mejor factura y tamaño, más regulares, que nos hacen suponer que sobre ellas se elevaban las murallas que defendían el castro.

La Cava. Base de la muralla
La Cava. Base de la muralla

La Cava. Murallas
La Cava. Murallas

La Cava. Murallas
La Cava. Murallas

la muralla circunvala en gran parte le perímetro del castro, aunque las partes mejor conservadas son las de la zona meridional. En la parte noroeste se pierde el trazado, ya que en este punto las tierras llanas del monte se precipitan sobre el curso del río Tajuña que decora el valle situado a nuestros pies. Sin duda un buen lugar defensivo, con una posición privilegiada sobre los recursos del entorno.

Seguimos el perímetros y deambulamos por el interior amurallado, pero la maleza lo cubre todo sin que podamos distinguir estructuras o algún indicio de edificios o de la planimetría interior del yacimiento. Numeroso muros, frágiles y de escasa entidad, delimitan zonas utilizadas para el ganado que han supuesto el desmantelamiento progresivo de las defensas del castro.

En el interior, situado hacia el oeste, se localiza una construcción. A ella accedemos a través de una pequeña rampa. Inicialmente pensamos que no es más que una paridera, y seguramente se haya utilizado como tal, pero la buena calidad de los cimientos nos hacen suponer que se levanta sobre otra edificación previa. Evidentemente, dados nuestros escasos conocimientos y las escasas indicaciones, no somos capaces de identificar de qué construcción se trata, aunque nos empeñamos en suponer que estamos ante los restos de un torre (lo más probable es que esta suposición no tenga el más mínimo fundamento).

La Cava. Zona oeste
La Cava. Zona oeste

Poco más podemos observar. Nos sentimos algo decepcionados ya que la falta de información (apenas hemos localizado alguna mención en Internet) imposibilitan disfrutar de un mayor conocimiento.

Para alargar la jornada decidimos caminar un poco por los alrededores. Descendemos del castro hacia el oeste, para enlazar por pistas que atraviesan los robledales. La soledad es total. En un corto paseo enlazamos con la pista que une Luzón y Anguita.

En esta pista aún nos queda una pequeña visita. Prácticamente enfrente del castro de La Cava, en el margen contrario del río Tajuña, se sitúa la Torre de los Moros. Esta torre de planta cuadrada, en relativo buen estado, es de origen islámico y seguramente formaba parte de un sistema defensivo más amplio.


Torre de los Moros (Luzón)
Torre de los Moros (Luzón)

La entrada se situaba en la primera planta, y en la puerta se observan algunos grabados en la piedra rojiza que, algunos investigadores, han determinado que se trata de losas procedentes de un cementerio visigodo que habría estado situado en las proximidades.

Torre de los Moros. Grabados visigodos
Torre de los Moros. Grabados visigodos

Tras dedicar un tiempo a escrutar las paredes de la torre cual detectives en busca de algún otro grabado, decidimos alejarnos de la zona con la caída del sol, dando por finalizada una magnífica jornada. 

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INFORMACIÓN ADICIONAL Y BIBLIOGRAFÍA:
  • VALIENTE MALLA, JESÚS. Guía de la arqueología en Guadalajara. Editorial aache



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