jueves, 2 de julio de 2015

Pompeya (Italia)

la destrucción de la ciudad romana de sitúa en el año 79 d. C, como consecuencia de la erupción del volcán Vesubio, que destruyó completamente, además de Pompeya, Herculano y Oplontis, enterrándolas bajo una gruesa capa de ceniza, y en menor medida Stabia. Previamente habían sufrido un fuerte terremoto en el año 63 d. C, un pequeño aviso de lo que estaba por venir.

Las ruinas romanas más conocidas del mundo seguramente sean las de esta ciudad de Pompeya, pero las otras tres mencionadas merecen una pausada visita ya que los restos son excepcionales, y se podrá disfrutar de una visita con menos gente.

El descubrimiento de Pompeya se remonta al siglo XVI, pero no se inició la exploración de las ruinas hasta el año 1748, exploración que ha continuado hasta nuestros días. Gran parte de los mosaicos descubiertos durante las intervenciones realizadas se exponen en el Museo Arqueológico de Nápoles

El interés arqueológico de este enclave quedó debidamente formalizado cuando en 1987 Pompeya fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Qué decir de Pompeya que no se haya dicho ya, ciertamente es un centro turístico con todos sus inconvenientes, pero es una de esas visitas casi obligadas, muy especialmente para los amantes de la Hitoria y, muy especialmente, del mundo romano, porque el estado de conservación es tal que permite hacerse una perfecta idea de cómo debía ser la ciudad, pasear por sus calles empedradas es toda una experiencia.

Entrada a Pompeya

Lo realmente interesante es que es como pasear por uan ciudad que hubiera sido abandonada hace poco tiempo, y se pueden ver todos los elementos caracteríticos del urbanismo romano.

Calle de entrada

 Desde el primer momento podemos ver los restos de las casas y sus atrium.


El foro, de importantes dimensiones, está constituido por un gran rectángulo donde se agrupaba la vida pública de la ciudad.


Foro

Arco del Honor. Foro de Pompeya

En torno al foro se sitúan algunos interesantes edificios, entre ellos los antiguos graneros, donde ahora se acumulan gran cantidad de cerámica y varios moldes de cuerpos, realizados a finales del s XIX, vertiendo yeso en los huecos dejados por los cuerpos desintegrados. 

Molde de cuerpo

Paseando por sus calles obervamos la presencia de varias fuentes que permitían el suministro de agua, algunas en encrucijadas entre calles, todas ellas de importantes dimensiones.



Así como los edificios característicos de cualquier ciudad romana, pero muy bien conservados, como tabernaes que daban a la calle para ofrecer sus productos a los viadantes.


Tabernae

Otro edificios públicos como eran las termas tenían una gran presencia en cualquier ciudad romana, y Pompeya no iba a ser menos.

Termas

Los acabados que se pueden ver en las Termas Stabiane son espectaculares, que nos hablan de lujo. 



Por supuesto no es el único edificio público de la ciudad, contaba con numerosos edificios administrativos, casi todos en torno al foro, templos, edificios dedicados a espectáculos como teatros y anfiteatro, y también una inmensa palestra dedicada a la realización de ejercicios físicos.

Anfiteatro

Teatro Piccolo

Otro lugar que podríamos denominar público, y que levanta cierta expectación entre los visitantes de Pompeya, es el concidísimo lupanar, situado en una estrecha calle, y con pinturas en sus paredes que representaban los diferentes "servicios" que podía recibir el clilente. 

Pinturas en el lupanar

Otra faceta de esta hermosa ciudad es la posibilidad de adentrarnos, no solo en la vida pública, sino también en la privada, accediendo a numerosas domus, cuyo estado de conversación es increíble y nos permiten imaginar cómo debió ser la vida privada de las personas que aquí habitaron, y ver de forma clara las pautas generales de la arquitectura que se seguía.

El atrium era la sala de bienvenida, por lo que era lo primero que se veían, en la mayoría de los casos aquí se situaban los lararios (o altares) de la familia, y contaban con un compluvium para recoger el agua y como entrada de luz, en torno a este espacio se articulaban las principales estancias, al menos las públicas, de la vivienda.

Atrium. Casa de Menandro

Casa del Fauno

Larario. Casa del poeta trágico

Con el tiempo, y por influencia helenística, se intorduce en  las domus el peristilo, jardín rodeado de columnas y cerrado al exterior, como lugar de recreo. 

Peristilo

Los dormitorios, o cubicula, son llamativos, ya que son estancias de dimensiones muy reducidas, prácticamente el espacio necesario para poder introducir el lecho y poco más.

  Cubicula

Otro aspecto llamativo y del que podremos disfrutar en Pompeya, ya que no suele conservarse en condiciones muy óptimas en otros yacimientos, es la decoración. podremos encontrar mosaicos bastante impresionantes, los cuales decoraban principalmente los suelos de las diferentes estancias, entre estos quizá los más conocidos sean, el mosaico del perro en la entrada de la Casa del poeta trágico que, además de decorar, nos advierte de que tengamos cuidado con el perro (en el fondo hay cosas que no cambian mucho con los siglos).

Entrada de la Casa del poeta trágico

Otros puramente decorativos adquieren proporciones inmensas, debieron ser impresionantes.

Mosaico de Issos. Casa del Fauno

Pero en el interior de las domus y en sus paredes lo más impresionantes son las pinturas, quizá impresionen más por su estado de conservación y sus colores vivos, que incluso en algunas ocasiones van un poco en contra de la estética actual. 

  Pintura en el peristilo


Pinturas en la Villa de los Misterios

Después de este rápido recorrido por la ciudad todavía nos queda por ver un rincón interesante, y, en este caso, está en el exterior de sus murallas, salimos por una pequeña puerta de la muralla (sinceramente ahora no recuerdo el nombre).

Puerta y muralla de Pompeya

Pero lo interesante está estramuros, porque nos encontramos con una muestra espectacular de arquitectura funeraria. En torno a la ciudad hay varias necrópolis, para la que se encuentra en mejor estado de conservación es la Necrópolis de Porta Nocera, con bellísimos ejemplos de arquitectura funeraria. 


Tumbas de la Necrópolis de Porta Nocera

Las necrópolis siempre me impresionan porque es lo que veo más humano y más cercano a nosotros mismos, al igual que nosotros pretendieron que su recuerdo perdurase para la eternidad y, en este caso, así ha sido. 
Esta ha sido una breve, siempre breve, visita a Pompeya, ya que esta ciudad es infinita y bien merece un día de dedicación exclusiva para explorarla, disfrutarla y perderse en sus rincones donde, aunque parezca imposible, encontraremos algún lugar de paz y sosiego que nos permita pasar unos minutos con los sonidos del pasado. 
 
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INFORMACIÓN ADICIONAL:

  • Para este viaje nosotros utilizamos como guía la editada por Lonely Planet. 
  • Para saber más acerca de la cultura romana, y especialmente de su arquitectura y cultura material, yo he utilizado el libro (libro de texto de la UNED en el grado de Geografía e Historia): Historia de la cultura material del mundo clásico, VV.AA. Editado por la UNED 
 

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