domingo, 20 de octubre de 2019

Paseo por el arte prehistórico francés

Francia reune en sus fronteras gran número de cuevas con restos prehistóricos y arte rupestre gran parte de ellas concentradas en la mitad sur. Es complicado visitar todas las cuevas importantes en una sola visita, dado su número, pero sí es posible dar un buen repaso a algunas de las más importantes.

En la siguiente lista no están, ni muchos menos, todas las que son, pero la mínima representación que hemos visitado puede dar una idea de la riqueza arqueológica de nuestro país vecino y despertar la curiosidad y el deseo por conocer.

El arte rupestre se concentra de manera significativa en la Península Ibérica (Cornisa Cantábrica, junto a otros núcleos dispersos), y en Francia (Aquitania, Cuenca del Ródano, Quercy y los Pirineos). Lo que nos coloca en una posición privilegiada para acercarnos a visitar estos lugares emblemáticos.

Grotte de Niaux

Esta importante cueva se sitúa en el valle de Ariège. Junto a ella, numerosas cuevas taladran estas escarpadas montañas pirenaicas, algunas de ellas con arte (como la Grotte de B'edeilhac), otras sin arte pero con importantes vestigios de hábitat (como la Grotte de la vache).

La cueva  de Niaux ha sido visitada de manera persistente a lo largo de los siglos, muestra de ello son los numerosos "grafiti" que decoran sus paredes, algunos de ellos se remontan al siglo XVII.

Entrada a la Grotte de Niaux
Entrada a la Grotte de Niaux

Sin embargo no sería hasta principios del siglo XIX (concretamente en 1906), con el descubrimiento del conocido como Salón negro (Salon Noir), cuando se pusieron en valor sus pinturas.

En el interior de la cueva de Niaux, como suele ser habitual en las cuevas con arte, no se han localizado vestigios de su uso como zona de hábitat. Esta falta de uso como zona habitacional ha llevado a la interpretación de estos espacios como lugares "sagrados" (aunque no hay uniformidad a la hora de determinar el significado último ni de las pinturas de los espacios que ocupan).

En su interior una extensa representación de arte del Paleolítico Superior. De los casi 14 km de galerías solo se visitan 800 metros, acabando el recorrido en la conocida como Salon noir. Entre la oscuridad de las galerías no visitables hay algunas representaciones que llaman la atención por su rareza como la representación de una comadreja.

A lo largo de los 800 metros, se pueden localizar algunas pinturas de menos entidad como algún punto, e incluso puede verse alguna huella.

Las pinturas del Salon noir, todas en color negro de ahí la denominación de este amplio espacio, han podido ser datadas por contener carbón vegetal, obteniendo una datación en torno al 13.000 a. C, situando este conjunto de arte rupestre en el Magdaleniense. Es en este espacio donde se sitúa el conjunto artístico más impresionante. En sus paredes, magníficas representaciones de una fauna característica del periodo: ciervos, caprinos, caballos y, lo más representativo, bisontes.

Es muy recomendable para entender y disfrutar de detalles adicionales, la visita al Parc de la Préhistoire donde se podrá hacer una visita por la fauna del periodo, disfrutar de las reproducciones de las pinturas y observar reproducciones de los grabados existentes sobre el barro de la cueva.

Reproducción de las pinturas del salon noir
Reproducción de las pinturas del salon noir

Interesante observar como en la decoración los artistas utilizaban las formas y grietas de la propia cavidad para dar sensación de volumen a las figuras e incluso para perfilarlas.

Grotte de Peche Merle

Cerca de la localidad de Cahors, en la comarca de Lot, nos encontramos con esta preciosa cueva. Rodeada de numerosos vestigios prehistóricos (hay numerosos dólmenes en la zona, y algunas cuevas, pero ninguna abierta para la visita).

Cahors
Cahors

Esta cavidad fue descubierta en el año 1922 y estudiada por el abad Lemozi. En su interior se han localizado 70 pinturas y grabados de animales y 28 figuras humanas. Las más antiguas de estas representaciones se han datado en el Auriñaciense (30.000 BP), mientras que las más modernas han sido datas en época Magdalaniense (17.000 BP).

La visita se inicia con un vídeo y una corta charla en la que la guía explica a grandes rasgos el contexto general de la cueva. Además la visita al cercano museo también nos ofrece una visión que nos permite contextualizar la visita y las joyas que vamos a descubrir. 

Nada más entrar sus paredes nos sorprenden con la conocida como "capilla de los mamuts" donde se pueden observas 25 figuras superpuestas en color negro de mamuts, bisontes, caballos y uros, seguramente realizados por un único artista. Pero esto solo es el inicio. En nuestros recorrido se van iluminando manos en negativo, una cabeza de oso grabada, numerosos signos y figuras antropomorfas en las que se combinan los tonos rojizos y el negro. Más allá de las pinturas, nos sorprenden unas huellas que han permanecido intactas, impresas en la arcilla de la cueva.

Para el final, una de las representaciones más hermosas de la prehistoria: el panel de los caballos punteados. Como su nombre indica, en este magnífico panel se representan dos caballos contrapuestos con los cuerpos cubiertos de puntos negros. Si nos fijamos atentamente podremos ver algunas curiosidades como seis manos en negativo (seguramente femeninas), el trazo (bastante diluido) en rojo de un enorme pez (sobre el lomo del caballo situado a la derecha).

Después de estas maravillas subterráneas y de preguntarnos durante toda la visita qué buscaban nuestros antepasados en estos fríos y húmedos pasajes, buscamos el calor del verano en superficie y ponemos camino a nuestra próxima visita: Les Eyzies-de-Tayac y la cueva de Lascaux.

Grotte de Lascaux

La visita ala cueva la tenemos por la tarde, así que decidimos visitar Les Eyzies-de-Tayac. Lo primero a destacar es la localidad en sí misma, una preciosidad a pesar del numeroso turismo que concentra.

Esta localidad está considerada como la capital de la prehistoria y no desmerece al apelativo. En su entorno podemos encontrar numerosas cuevas con arte rupestre visitables (entre las más conocidas Font-de-Gaume, con su hermoso bisonte, o Les Combarelles), abrigos con grabados y pinturas (como L'abri de Pataud) y un magnífico museo de prehistoria situado en los restos del antiguo château de la ciudad. Uno puede volverse loco con tantas posibilidades y realmente es difícil decirse por qué visitar. Ante la dificultad para conseguir entradas para visitar las cuevas de Font-de-Gaume o Les Combarelles, nos decidimos por la visita al museo.

El museo de prehistoria de Les Eyzies-de-Tayac fue fundado en el año 1923. Ese viejo museo fue sustituido en el año 2004 por unas modernas instalaciones. En su interior, el sueño de cualquier amante de la arqueología. Entre las piezas que podemos disfrutar podemos ver reproducciones de grabados, pero también algunas piezas originales, entre ellas algunas piezas de arte mueble muy impresionantes.


Bisonte. Procedencia: abrigo de La Madeleine
Bisonte. Procedencia: abrigo de La Madeleine

Tanto tiempo le dedicamos al museo que no pudimos visitar L'abri de Pataud que se sitúa escasos metros del museo.

Por la tarde, un momento emocionante: la visita a la cueva de Lascaux.Esta cueva fue descubierta en 1940. Los prehistoriadores la consideraron, desde su mismo descubrimiento, una de las cuevas más bellas y mejor conservadas del Paleolítico. Su cronología se extiende desde las etapas finales del Solutrense a inicios del Magdaleniense (entorno al 18600 BP).  En sus 80 metros de longitud se han catalogado 1963 unidades grñafica, entre pinturas y grabados, casi la mitad son animales (caballos, ciervos y bisontes, en su mayor parte).

En 1983 se realizó una réplica en la misma colina donde se sitúa la cueva original, Lascaux II. El objetivo: preservar las fantásticas pinturas de su degradación debido a la alteración del interior de la cueva. Actualmente la visita se hace en otra reproducción: Lascaux IV. Un enorme y moderno edificio recoge el Centro Internacional de arte parietal, en su interior una reproducción casi exacta de la cueva de Lascaux.

Al entrar la sensación es tan real que apabulla. La primera visión, una impactante pared de calcita blanca. Estamos en la gran Sala de los toros. Nos vemos rodeados de enormes representaciones animales dominados por cinco grandes toros. Los colores ocres dominan la estancia y el relieve natural contribuye a reforzar los volúmenes.

Sala de los toros. Lascaux IV
Sala de los toros. Lascaux IV

Podemos observar la figuras estilizadas de caballos donde se aprecian las técnicas de los artistas: vientres blancos, contornos perfilados, cuerpos de color ocre diferenciados de el color blanco reservado para el vientre.

Representación de caballo. Lascaux IV
Representación de caballo. Lascaux IV

Lascaux IV ofrece no solo estas magníficas reproducciones, también tiene reproducciones detalladas de cada uno de los paneles, cine en 3D...todo lo necesario para entender y sumergirse en la comprensión de esta impresionante muestra de arte.

A pesar de no ser la cueva original, la visita a Lascaux IV es una visita obligada para todos los amantes del arte prehistórico. Un centro para aprender, para comprender y conocer el contexto sin dañar las cuevas originales posibilitando su preservación para el futuro.

Grotte de Rouffignac

Llegamos temprano. Tan temprano que no hay nadie ni en la entrada, ni coches aparcados. No hemos podido reservar, así que queremos garantizarnos la posibilidad de entrar en esta cueva conocida como la cueva de los cien mamuts.

Grotte de Rouffignac. Entrada
Grotte de Rouffignac. Entrada

Es una cueva curiosa. Geológicamente pobre, pero de enormes dimensiones. Es una cueva con grandes galerías que se extienden a lo largo de 10 km. Por el estilo, el arte que decora sus paredes se han datado en el Magdaleniense medio (en torno al 13000-15000 BP).

Rouffignac fue muy frecuentada desde el siglo XVI y muestra de ello son los numerosos "grafiti" que se pueden ver en las paredes. También fue visitada de manera asidua por los osos de las cavernas que dejaron allí su impronta en numerosas oseras hoy perfectamente identificables en el recorrido.

Para llegar a los paneles "viajamos" en un pequeño tren eléctrico que nos lleva al centro de la tierra, digno de cualquier personaje de las novelas de Julio Verne. Las primeras representaciones se localizan a más de 800 metros de la entrada. A partir de aquí podemos encontrar representaciones de rinocerontes lanudos y mamut visibles por la línea cérvico-dorsal tan característica. Todas ellas en pintura negra.

Pero la gran explosión de arte se localiza en lo más profundo de la cueva. Una gran sala decorada con una espectacular representación de caballos, bisontes, cabras montesas y, por supuesto, mamuts. Quizá los mamuts de Rouffignac sean los más conocidos del arte rupestre paleolítico y, al menos para mí, algunas de las representaciones de mamuts más hermosas que he podido ver.

Grotte de Villars

Seguimos nuestro recorrido, ahora hacia el norte. Perdida en medio del Périgord encontramos esta aislada cueva que, quizá por alejada, es menos conocida y menos frecuentada. Fue descubierta en 1953, pero no tiene una gran riqueza en cuanto a representaciones, al menos si compramos con las que hemos visitado hasta el momento.

Si algo caracteriza a esta cueva es la espectacularidad geológica que la adorna. Estalagmitas, estalactitas y cascadas de un níveo color blanco (debido a la pureza de la calcita) decoran cada una de sus salas. En su interior se localizaron una treintena de pinturas y grabados del Magdaleniense antiguo (15000-17000 BP), entre ellas la más conocida: el caballo azul, justo al final del recorrido. Su peculiar color es debido a que la pintura ha quedado atrapada bajo una capa de calcita que le da ese aspecto tan fuera de lo común.

A pesar de que no sea tan espectacular, esta zona bien merece una visita. En sus proximidades la localidad de Brantôme tiene interesante lugares para visitar, eso sin contar del encanto de esta tranquila ciudad. 

Brantôme
Brantôme

Sin movernos de sus hermosas calles, nos acercamos a visitar la grotte du Jubilé. Situada en la Abadía de Brantôme, estas cuevas conforman los vestigios del primer monasterio benedictino de la localidad (siglo VIII). EN su interior se pueden ver habitaciones, palomares, la fuente milagrosa de san Sicario y la cueva del Juicio final con dos bajorrelieves peculiares y no exentos de enigmas.

Cueva del juicio final. Brantôme
Cueva del juicio final. Brantôme

También tuvimos tiempo de acercarnos al Dolmen de Peyrelevade. Situado a las afueras de la ciudad, es uno de los numerosos vestigios de época neolítica que salpican la zona de la Dordogna.

Dolmen de Peyrelevade. Brantôme
Dolmen de Peyrelevade. Brantôme

Grotte de Pair-non-Pair

Pair-non-Pair fue descubierta en 1881 y está considerada como la cueva más antigua ornamentada del mundo (sus ornamentación se remonta a entre 33000 y 26000 años). De ahí nuestro interés en visitarla, casi una obligación para cualquier amante de la prehistoria.

Llegamos con el suficiente tiempo para darnos una vuelta por la escueta exposición que se sitúa en la oficina de recepción. Entre los objetos expuestos algunos que no pueden dejar de llamar la atención.

Arte mueble. Pair-non-Pair
Arte mueble. Pair-non-Pair

Es un cueva diferente en varios aspectos. La primera de ellas son sus escasas dimensiones, apenas un par de salas pobres geológicamente. La segunda razón es que, a diferencia de otras cuevas decoradas, esta cueva fue zona de hábitat cosa poco habitual, ya que generalmente las pinturas se sitúan dentro de las cuevas en zonas muy alejadas de las zonas habituadas situadas en las entradas de las cuevas. Este segundo aspecto no es un tema menor ya que hace replantearse la concepción tradicional de las cuevas con pinturas como "santuarios" o "zonas sagradas". En este caso la constatación de la existencia de zonas compartidas donde la zona de hábitat y las zonas con pintura se comparten, contradice de manera clara este principio.

Entrada a la cueva de Pair-non-Pair
Entrada a la cueva de Pair-non-Pair

En su interior se pueden admirar siete paneles grabados (en esta cueva no hay pinturas): bisontes, mamuts, cérvidos y caballos que, gracias a los propios relieves de la roca, crean formas muy realistas (esto se puede apreciar cuando se utiliza cierta luz, gracias a la guía que imitó lo que podría ser el efecto de la luz de una antorcha o similar el efecto fue increíble).

El grabado más característico y reconocible de la cueva (de época Auriñaciense) es un caballo de formas muy realistas y en una pose muy poco habitual, ya que abandona la habitual forma estática de perfil para adoptar una forma dinámica con la testuz vuelta hacia los cuartos traseros.

En su interior se localizaron más de 6000 osamentas de animales y se localizaron más de 15000 útiles representativos de cuatro culturas diferentes: Musteriense de tipo Quina y de tradición Achelense; Chatelperroniense; Auriñaciense; y Gravetiense

Grotte d'Isturitz et d'Oxocelhaya

Nuestra última parada antes de dar por finalizado nuestro paseo por la prehistoria. Nos acercamos a los Pirineos Occidentales. A los pies de las grandes cumbres y de los pasos tradicionales que permitieron atravesar estas escarpadas tierras. 

El descubrimiento de la Grotte d'Isturitz se produjo gracias a la apertura de una explotación de fosfato en 1895. A partir de ese momento, los propios obreros, descubrieron numerosos vestigios, principalmente arte mobiliar. La Grotte d'Oxocelhaya tardó algo más en ver la luz, lo haría en el año 1922 cuando se descubrió el gran pilar grabado. En sucesivos años se sucedieron los descubrimientos en su interior como la Grotte Erberua en 1973 donde se localizaron grabados y pinturas.

La primera cueva que visitamos en la Grotte d'Isturitz. En su interior más de diez niveles arqueológicos repartidas en dos periodos (Paleolítico Medio y Paleolítico Superior) constatan la temprana presencia humana en su interior. Quizá uno de los aspectos más conocidos de esta cueva sea su arte mueble debido a la cantidad de objetos localizados y a sus caracteríticas decoraciones.

En la enorme sala que marca el final del recorrido se localiza una enorme pilar donde se concentran los grabados que podemos admirar en esta cueva (no muy rica en representaciones artísticas), principalmente cérvidos. 

La Grotte d'Oxocelhaya se localiza 15 metros por debajo de la anterior y a ella se accede por unas empinadas escaleras. A diferencia de la anterior, aquí sí se han localizado pinturas pero solo se pueden visitar en contadas ocasiones (por lo que nos quedamos con las ganas y nos tenemos que conformar con una somera explicación del guía y unas pequeñas láminas que nos dejan con la miel en los labios).

Aún así, a pesar de que no pudimos ver esas pinturas, caminar por donde nuestros antepasados lo hicieron no tiene precio.

Aprovechando la proximidad con los pasos del Pirineo no se puede desperdiciar de hacer una última parada en Saint-Jean-Pied-de-Port, uno de los puntos emblemáticos del Camino de Santiago, que son sus calles empedradas y sus murallas ponen un punto seguido a nuestros paseos por la prehistoria.


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INFORMACIÓN ADICIONAL:
 
En algunas de las cuevas se recomienda reservar con antelación, sin embargo, en otras no es posible reserva alguna. Indicamos a continuación la información relacionada con cada una de las cuevas visitadas:

 

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