En la comarca de las Merindades se esconde un desfiladero, abierto por las caudalosas aguas del río Ebro, que, a lo largo de la Historia, ha servido de vía de comunicación: el desfiladero de La Horadada, comunicando los llano de La Bureba con las Merindades.
Desfiladero de La Horadada |
Existen dudas sobre la existencia de una vía en época romana por el desfiladero, no así a partir de la Edad Media. Documentalmente se conocen razzias islámicas en el entorno de Oña, y la existencia del castillo de Tedeja parecen indicar la vigilancia de este paso.
Adicionalmente a lo indicado anteriormente, fuentes documentales indican que que el puente medieval de Trespaderne sobre el río Nela, antes de unirse a la corriente del río Ebro, ya estaba construido en el año 1187.En el desfiladero de La Horadada hay importantes restos materiales apenas conocidos que se remontan a los s IV y V, y que tendrán continuidad en su uso en siglos posteriores.
Eremitorio de San Pedro (Tartalés de Cilla)
Nos encontramos en las estribaciones de la sierra de La Tesla, aquí, con unas magníficas vistas sobre el desfiladero de La Horadada se sitúa el Eremitorio de San Pedro, al que podemos llegar en un corto paseo desde la parte alta del pueblo de Tartalés de Cilla.
Desfiladero de La Horadada desde cueva de San Pedro |
Estamos ante una cueva artificial de nave rectangular con orientación este-oeste y cronología entre el s. VII y s VIII, es decir, en época visigoda.
Presenta la cabecera con planta de herradura situada al este; en el lado contrario presenta un pequeño contra-ábside sobre elevado ligeramente respecto al suelo de la nave.
La cubierta presenta bóveda de medio punto. En el interior se puede observar alguna hornacina, a pesar del deterioro que ha sufrido el interior del habitáculo.
Interior de la Cueva de San Pedro |
La tipología constructiva la asemeja a los ejemplos eremíticos de época hispnovisigoda y fue lugar de culto en época medieval. La tradición da por cierto que en este lugar habitó San Fermín.
Eremitorio de San Pedro. Interio |
En el exterior, a escasos metros de la cavidad principal, se localizan dos tumbas antropomorfas escavadas en la roca.
Tumbas antropomorfas |
Cueva de los Portugueses (Tartalés de Cilla)
Situado al borde mismo de la N-629, este conjunto de cuevas parece responder a un conjunto habitacional. Su eje central, en torno al cual se ordenan las cavidades, es lo constituye el arroyo de las Torcas muy próximo al punto en el que vierte sus aguas en el río Ebro.
Arroyo de las Torcas |
Se trata de un conjunto de cuevas artificiales escavadas en la roca arenisca a los pies de la sierra de La Tesla seguramente en época visigoda o altomedieval. A pesar de que la época podría hacer pensar en que nos encontramos ante un eremitorio, lo cierto es que ninguna de las cavidades responde a una planimetría interpretable como cavidad de culto, aunque podría responder a una comunidad cenobítica (sin que haya evidencias para afirmarlo) relacionada con la iglesia rupestre de San Pedro (situada ladera arriba).
Cuevas de los Portugueses |
Inicialmente eran cuevas individuales, aproximadamente quince, donde cada una de las cuevas contaría con un acceso, planta rectangular, paredes rectas y cubierta plana. Las paredes aún conservan huellas del instrumental utilizado para su talla
Estas cavidades sufrieron numerosas modificaciones a lo largo del tiempo para comunicarlas entre sí y ampliar el espacio.
Habitáculos comunicados |
La mayor parte de los habitáculos son de reducidas dimensiones y, algunas de las cavidades, presentan hornacinas, bancos corridos y mechinales destinadas al acople de estructuras.
Hornacinas |
El nombre actual de estas cavidades, cuevas de los Portugueses, es debido al uso que realizaron de ellas como morada la mano de obra portuguesa que a primeros del siglo XX fue empleada en las obras del malogrado ferrocarril Santander-Mediterráneo (actualmente convertido en camino natural).
Iglesia de Santa María de Mijangos
Este edificio se sitúa en el paraje de San Román donde se encuentra un manantial, en las inmediaciones del pueblo de Mijangos. Se han localizado en las inmediaciones vestigios en aparente relación con este edificio y su necrópolis anexa, como restos interpretados como un núcleo habitacional.
Iglesia de Santa María de Mijangos. Vista general |
Se constatan reformas sucesivas, pero el primer templo parece situarse cronológicamente, desde u punto de vista estilístico, como paleocristiano, erigido en la segunda mitad o finales del s. V. Este edificio inicial parece haber sufrido un colapso a principios del s VII.
Este derrumbe dio paso a una nueva construcción hispanovisigoda que se mantuvo en uso hasta el 714, cuando inicia un periodo de abandono que finalizará con una nueva fase constructiva. El abandono definitivo del templo se producirá en la primera mitad del s X.
El último edificio presenta una planta basilical de tres naves con orientación E-O, crucero y triple cabecera. En la cabecera, sobre-elevada de la nave, se sitúan tres santuarios rectangulares no simétricos.
Cabecera. Santa María de Mijangos |
La cabecera del templo se subdivide en su interior en dos espacios arquitectónica y litúrgicamente diferenciados: santuarios y prebisterio, Durante las excavaciones se constaron los embaldosados de las última ocupación del edificio.
La nave del edificio, de planta rectangular, presenta una longitud de diez metros y media intramuros y una anchura de siete metros. Su orientación es O-E.
Nave. Santa María de Mijangos |
La nave está levantada sin zanja de cimentación de manera que las primeras hiladas del muro se disponen sobre el suelo natural. En la zona del extremo occidental se sitúa la única puerta de acceso al edificio a través de un pórtico que se corresponde con una zona enlosada.
Pórtico. Nave. Santa María de Mijangos |
Se conservan, interna y externamente, restos de enlucido de cal y arena, y en el enfoscado interior se han observado restos de pigmentación blanca, roja y negra.
La nave se dividía en tres naves y un crucero no marcado en plata, con una doble columnata que flanqueaba la nave central. En los laterales se localizaron los dos únicos enterramientos practicados en el interior del templo (adicionalmente a los situados ene l contra-ábside).
En el lado contrario a la cabecera, y situado en la parte central del paño exterior del muro, se sitúa el contra-ábside de planta de ligera herradura interior y arco de medio punto al exterior.
Contra-ábside |
Parece que el contra-ábside tuvo una función funeraria pues en su espacio interior se localizaron dos sepulturas que se han datado en torno al s VII.
En la parte norte se ha localizado una cámara subterránea de planta rectangular semiexcavada den la roca a la que se debía acceder por algún vano o trampilla al no haberse localizado accesos en ninguno de sus lados, ni desde el exterior ni desde el interior del templo. A fecha de hoy no se ha podido determinar, de manera concluyente, su funcionalidad, aunque una hipótesis sería su uso como aljibe.
Alrededor del templo se han localizado numerosas sepulturas, la mayor parte de ellas en la zona sur.
Enterramientos |
En el entorno del contra-ábside se han documentado dos de los tres enterramientos con sarcófagos, ambos decorados. También se han localizado numerosas sepulturas en el entorno de la cabecera en dos niveles de ocupación funeraria, uno primero excavado en la roca; y otro superpuesto, posterior ene l tiempo, sobre el derrumbe del primer muro siendo principalmente cistas de lajas.
Sin embargo, ocupación funeraria no se limita a las zonas mencionadas, sino que se localizan numerosas sepulturas en el entorno creando una importante necrópolis con diferentes tipologías de tumbas y en diferentes niveles que corresponden con diferentes épocas de uso.
Fortaleza de Tedeja
Esta fortaleza aparece mencionado en la documentación desde el s. X (sin ninguna duda desde el s. XI) hasta mediados del s XIV. Su origen podría retrotraerse a época tardorromana (finales del s. V) como un punto de vigilancia, aunque la construcción de las murallas será posterior.
Su ubicación presenta una situación estratégica, tanto desde el punto de vista militar como de la comunicación, con una amplia visibilidad sobre el desfiladero de La Horadada.
Esta estructura defensiva se sitúa en lo alto de un cerro cónico de fuertes pendientes que, junto a los cursos de agua, les sirven de defensa natural. Las estructuras más potentes están en relación con la accesibilidad a la cumbre, especialmente en su flanco noroccidental que es donde existe menos pendiente.
Desfiladero de La Horadada |
El espacio fortificado ocupa una superficie aproximada de 10 hectáreas. Los flancos del enclave, a excepción del sur protegido por escarpes rocosos, están protegidos por una línea de muralla y torreones.
Línea de muralla |
La muralla presenta un doble muro de mampostería con relleno central con una anchura total de unos 2 metros.
Doble muro |
Los seis torreones, no equidistantes entre sí, fueron construidos en diferentes fases a lo largo del tiempo según las necesidades de control y defensa, en algunos casos responden a añadidos para dar consistencia a la estructura. De estas torres al menos tres de ellas son cuadradas, dispuestas escalonadamente en su ladera. El resto son torres semicirculares.
Torreón semicircular |
Algunas de las torres presentan accesos individuales con su propia escalera en el paño interior.
Se documenta la existencia de foso entendido no como una zanja excavada, sino como una zona de repicado sobre el sustrato geológico para pronunciar más la superficie irregular.
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INFORMACIÓN PRÁCTICA
- El acceso a los yacimientos es libre. En el caso de la iglesia de Santa María de Mijangos el yacimiento está vallado (y aparentemente abandonado), pero una apertura en la alambrada permite acercarse a los restos.
- Existe un centro de interpretación arqueológica Desfiladero de la Horadada. Nosotros nos lo encontramos cerrado y parecía que llevaba tiempo así.
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BIBLIOGRAFÍA:
- LECANDA, JOSÉ ÁNGEL. Estudio arqueológico del Desfiladero de La Horadada: La transición entre la tardorromanidad y la Alta Edad Media (ss.V-X d.n.e). 2016.
- MONREAL JIMENO, LUIS ALBERTO. Arquitectura religiosa de oquedades en los siglos anteriores al románico. VII Semana de Estudios Medievales. 1996. PP. 3235-264
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