miércoles, 15 de septiembre de 2021

Castro de La Coronilla (Chera. Guadalajara)

El yacimiento de La Coronilla se sitúa en el término municipal de la pequeña localidad de Chera en un cerro testigo a una altitud de 1150 y que se alza 30 metros sobre su entorno concediéndole una posición estratégica dominando un amplio territorio. Esta posición privilegiada se ve acentuada por la proximidad del río Gallo, principal eje fluvial de la comarca, cuyo cauce se sitúa apenas a 300 metros del yacimiento de La Coronilla.

Panorámica desde La Coronilla
Panorámica desde La Coronilla
 

 

Las primeras excavaciones ser realizaron en los años 80, campañas que se extendieron en años posteriores. La excavación que dejó al descubierto el trazado de la vertiente norte, las más reconocible actualmente, se realizó en los años 1985 y 1986. 

Según los datos obtenidos en dichas excavaciones, la primera ocupación del cerro se produce en un momento de la I Edad del Hierro con cronología poco precisa debido a la alteración de lo restos que dificulta su datación. Esta primera ocupación se identifica por restos de habitaciones. Aunque muy alteradas por el poblamiento posterior, se han identificado 6 viviendas adosadas y con muros medianeros ocupando únicamente la vertiente norte. El material arqueológico localizado en estos niveles es principalmente cerámica fabricada a mano.

La adscripción cultural de esta primera población también presenta dudas debido a la escasez de los restos materiales en este nivel y son poco significativos desde el punto de vista tipológico, lo que no permite una adscripción clara a ningún horizonte cultural concreto. Aunque las similitudes de la decoración de las cerámicas de almacenamiento parece aproximarse a la tradiciòn de los Campos de Urnas del Bajo Aragón.

Tras un periodo de abandono, se volvió a ocupar por personas celtibéricas en la II Edad del Hierro (en torno al siglo II a. C), ya en contacto con la cultura romana. Se sitúa en la zona de bellos y titos (siempre citadas de manera conjunta e incluso con relaciones de cleintela de los titos hacia los bellos), aunque siempre es difícil de delimitar las líneas divisorias entre los diferentes pueblos identificados en las fuentes clásicas. Durante esta segunda ocupación se produjo una reordenación del poblado, se procedió a  un rellenado y nivelado de la ladera norte donde, de nuevo, se ubicaron las viviendas con reaprovechamiento de las antiguas estructuras de habitación. Las viviendas se sitúan a lo largo del perímetro del cerro y sus puertas se situarían hacia la zona central que aparece despejado de restos arquitectónicos.

Viviendas en la vertiente norte. La Coronilla
Viviendas en la vertiente norte

 

El desmoronamiento de los rebordes de la cornisa del cerro en el que se sitúa el asentamiento (característicos de los cerros testigo) ha provocado que los muros de las viviendas queden cortados. Se han perdido entre 3-4 metros del reborde y, por tanto, las dimensiones de las viviendas se habrían visto reducidas.

En la parte más occidental, un gran muro, situado en el borde de la superficie amesetada, con sillares de importantes dimensiones, conforma la parte trasera de tres viviendas de planta rectangular.

Vivienda sector occidental

 

Este muro acaba coincidiendo con el extremo más occidental, donde se supone que estaría la entrada del poblado. Esta situación y sus importantes dimensiones pueden llevar a pensar en que nos encontramos ante una muralla. 

Las viviendas adosadas presentan muros medianeros de separación entre habitaciones situados perpendicularmente al muro ya comentado. Estos muros están formados por un zócalo asentado sobre suelo de arcilla de doble hilada.

Viviendas del sector occidental
Viviendas del sector occidental
 

A continuación hacia el este, se  sitúa otro conjunto formado por siete viviendas de planta rectangular. Este conjunto presenta un muro corrido frontal de carácter ciclópeo. La parte trasera no se ha conservado, debido a la erosión de los bordes. 

En una de estas viviendas se localizó un enterramiento infantil bajo el suelo del porche. Un esqueleto completo de un recién nacido colocado en posición fetal depositado sin ajuar. El cuerpo se depositó en un agujero realizado en el conglomerado natural. Este tipo de enterrameintos infantiles fuera de las necrópolis se ha documentado en otros asentamientos y parece evidenciar la penetración de influencias culturales íberas. Este ritual podría indicar que no eran considerados miembros de pleno derecho de la comunidad.

Segundo grupo de viviendas. Muro ciclópeo
Segundo grupo de viviendas. Muro ciclópeo

Dentro de este conjunto, se localiza la vivienda de mayores dimensiones de las excavadas hasta la fecha, una vivienda de 36 metros cuadrados y con enlosado en algunas partes del suelo y presencia de hogar. Este último aspecto, la presencia de hogares, es bastante habitual tanto exteriores (en el porche), como en el interior de las viviendas. 

Entrada de vivienda
Entrada de vivienda. Sector norte

En el sector sur los restos localizados son más escasos (también lo han sido las catas realizadas en este sector). 

La presencia de porches, que se manifiesta en la prolongación de los suelos más allá del interior de las viviendas, es una característica general de las viviendas excavadas. En ellos se ha documentado, como ya se ah comentado, la presencia de hogares y material arqueológico abundante.

Uno de los elementos más significativos y singulares de ese yacimiento son los numerosos silos, estructuras de almacenamiento, localizados (hasta 16 en el conjunto). En estos silos se guardaban los excendentes de una agricultura más eficaz que en periodos anteriores. Este uso parece confirmarse por el revestimiento de las paredes a base de arcilla roja compacta y endurecida para aislar el interior de la humedad.  No todos los silos fueron utilizados de manera simultánea, sino que responden a un proceso de sellado de los inservibles y apertura de otros nuevos. Gran parte de ellos pertenecen a los primeros niveles de ocupación y, probablemente, estaban inutilizados cuando se construyeron las viviendas correspondientes a la última fase de ocupación (algunos muros de las viviendas pasan por encima de los silos más antiguos)

La entrada al poblado se realizaría por el extremo oeste en el que se documenta una entrada en codo (mal definida) a la que se accedía por unas rampas en zigzag situadas en la vertiente norte.

Durante las excavaciones se han encontrado numerosos restos arqueológicos siendo la cerámica el más abundante. El mayor porcentaje se corresponde con cerámica celtibérica (con y sin decoración), seguido por la cerámica romana (con un porcentaje menor de sigillata) e, incluso, un porcentaje no muy elevado de cerámica elaborada a mano que probablemente pertenezca a la primera ocupación y que aparecen en niveles superiores debido a que los materiales se encuentran bastante revueltos. Entre el resto de materiales arqueológicos localizados cabría destacar: monedas, clavos de bronce, fusayolas, colgantes, dos fíbulas, etc.

La situación actual del yacimiento de La Coronilla es de claro abandono. Los restos están cubiertos de hierba y maleza lo que hace difícil identificar los diferentes elementos e inlcuso la posición exacta de las viviendas. 

Castro de La Coronilla
Castro de La Coronilla

Y, por supuesto, la ubicación del castro se encuentra sin señalizar lo que hace algo complicada su ubicación. 

A pesar de que sería necesaria una puesta en valor de este enclave, la visita merece la pena no solo por el valor arqueológico del yacimiento, sino por la propia ubicación del mismo.

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INFORMACIÓN PRÁCTICA

El acceso es libre. Desde la localidad de Chera hay que tomar una pista que sale al final del pueblo en dirección noroeste. El cerro es perfectamente reconocible (en el mapa del IGN aparece con el nombre de Puntal de los Cuarterones).

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BIBLIOGRAFÍA:

  • VALIENTE MALLA, JESÚS. Guía de la arqueología en Guadalajara. Editorial aache.
  • CERDEÑO, Mª LUISA; GARCÍA HUERTA, ROSARIO. El castro de La Coronilla. Excavaciones arqueológicas en España. Ministerio de Cultura. 12. 1992.


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