sábado, 6 de noviembre de 2021

Oppidum del Cerro de las Cabezas (Valdepeñas. Ciudad Real)

El Opiddum del Cerro de las Cabezas se sitúa en las proximidades de un amplio meandro del río Jabalón muy próximo a las primeras estribaciones de Sierra Morena. Apenas seis kilómetros lo separan de la localidad manchega de Valdepeñas y es visible desde la propia autopista A-IV.  

Las primeras campañas de excavación se realizaron en los años 1984/85 aunque sería con la construcción de la autovía A-IV, en los años 1986/87, cuando tomaron más relevancia. Desde estas primeras intervenciones se ha excavado una mínima parte de este asentamiento. Actualmente, ha visto la luz un 10% de la superficie total del yacimiento.
 

Cerro de las Cabezas. Vista general
Cerro de las Cabezas. Vista general

Las primeras ocupaciones de este yacimiento se remontan a los siglos VIII y VII a. C, es decir, en la etapa del Bronce Final. Estos niveles más antiguos se documentan en las zonas cercanas al río Jabalón. También se han localizado correspondientes con el las últimas fases del Calcolítico (se han localizado fragmentos cerámicos campaniformes) y Edad del Bronce en el Cerro de las Cabezas II (cerro próximo al Cerro de las Cabezas), sobre estos se construyó posteriormente un edificio íbero.

A partir del siglo VI a. C la ciudad comenzó a expandirse hacia la zona superior rodeándose de un primer recinto amurallado. 

El periodo de mayor auge se vivió entre los siglos V al III a. C. La mayor parte de las estructuras hoy visibles pertenecen a los restos de la Edad del Hierro. El asentamiento estuvo ocupado hasta finales del siglo III o comienzos del II a. C, seguramente asociado con la inestabilidad producida por la II Guerra Púnica.

La zona geográfica donde se sitúa el yacimiento se situaría dentro del ámbito de la cultura oretana (otras ciudades oretanas serían Cástulo, en Linares, en la Oretania meridional; Oretum, en Granátula, o Libisosa en Lezuza, en la Oretania septentrional) que se extendía por la submeseta sur.

Este excepcional emplazamiento presenta 1600 m lineales de muralla que se extienden rodeando el perímetro de la ciudad (de unas 14 hectáreas) desde las zonas superiores del cerro hasta la vega del río Jabalón articulando el interior del Oppidum del Cerro de las Cabezas en varias áreas con una muralla intermedia que separa la zona más elevada (acrópolis) de la inferior. Esta muralla intermedia y la zona superior, no está excavada y no forma parte de la visita guiada, pero merece la pena ascender, si se dispone de tiempo y buen calzado, a la zona superior donde son visibles numerosos derrumbes y algunas catas que dan una idea de lo que queda por descubrir en esye yacimiento. 

 

Catas en la zona superior. Cerro de las Cabezas
Catas en la zona superior

La muralla perimetral presentaba por anchuras que oscilan entre los tres y los cinco metros que podían llegar a ocho a través del adosamiento de muros de refuerzo y contrafuertes, junto con una serie de bastiones distribuidos a intervalos regulares excepto en la parte superior donde la propia orografía complementaba a la muralla.

A lo largo de la muralla se han localizado cinco grandes puestas fortificadas destacando la Puerta Oeste, Puerta Sur y Puerta Norte

Vista general. Puerta Sur
Vista general. Puerta Sur
 

En la zona sur, punto en el que se inicia la visita, se localiza un Bastión-almacén de 150 m2 construido con bloques ciclópeos en el siglo IV a.C (sería amortizado en el siglo III a. C) momento en el que se realiza una remodelación del espacio y se mejora la potencia defensiva de la Puerta Sur. En su interior presenta cuatro habitaciones situadas en paralelo con salida a un corredor y de varios pisos de altura donde se almacenaban productos agrícolas. 

 

Bastión-almacén. Cerro de las Cabezas
Bastión-almacén. Cerro de las Cabezas

 

Junto a este edificio se sitúa un edificio cultual que podría indicar un intento de legitimación religiosa del sistema socioeconómico. 

 

Santuario. Puerta Sur. Cerro de las Cabezas
Santuario. Puerta Sur

 

Las estructuras de habitat se han localizado principalmente en la denominada área urbana norte, junto con algunos edificios de carácter productivo y religioso, pero son minoritarios. Mientras que en la zona sur se han localizado principalmente edificios relacionados con procesos productivos o almacenamiento. En esta última destaca una gran zona abierta que permitía el acceso a las diferentes edificaciones. 

De manera simultánea a la Puerta Sur se construyó la Puerta Norte (punto final de la visita). Aunque esta puerta ya estaba operativa en los momentos iniciales del asentamiento, sufrió varias fases constructivas. La última de estas fases se corresponde con la más monumental configurada por una puerta en embudo  con un largo pasillo de 25 m de largo y flanqueada por dos bastiones al este y por otro gran bastión rectangular organizado en torno a un patio central.

 

Puerta Norte. Cerro de las Cabezas
Puerta Norte. Cerro de las Cabezas

Como complemento a la muralla fueron excavados fosos defensivos. Uno de estos fosos se ha localizado en la cima del cerro formando parte del sistema defensivo de la Puerta Oeste. No se han realizado trabajos arqueológicos en él, pero se ha observado una longitud de 125 m y una anchura que oscila entre los 5 y los 7 metros. 

Un segundo foso se ha localizado en la zona occidental del yacimiento, pero tuvo un periodo útil muy limitado ya que fue colmatado hasta su amortización completa durante la misma ocupación íbera. 

El gran desarrollo del Oppidum del Cerro de las Cabezas a partir del siglo VI-V a. C tuvo también un importante reflejo en el desarrollo de un urbanismo bien planificado. Este urbanismo evolucionó desde las formas más antiguas, localizadas en la parte más baja del yacimiento cercanas a la vega del río Jabalón, con viviendas dispersas y de planta semiovalada, a un urbanismo más planificado de viviendas cuadrangulares y adosadas con una ordenación espacial definida. 

 

Vista general. Zona urbana norte
Vista general. Zona urbana norte

 

La situación sobre la ladera de la ciudad, dio lugar a un urbanismo adaptado al terreno de acuerdo a un sistema de calles paralelas y perpendiculares formando terrazas. Las calles en pendiente presentan una solución en ángulos obtusos para facilitar la bajada de lluvias y con tramos empedrados con una anchura variable entre los 3 y los 5 metros. Dentro de las terrazas las construcciones se organizan formando manzanas. 

 

Calle de descenso. Cerro de las Cabezas
Calle de descenso
 

Las estructuras de habitat presentan muros de mampostería de escasa altura de piedra caliza, el resto sería levantado de adobe y techumbre de grandes vigas sobre el que se situaba el conglomerado de barro y vegetal que recubriría la vivienda. En su mayoría el tipo de vivienda doméstica estaría formado por dos o tres habitaciones con patio de entrada. 

Lo suelos del interior de las viviendas, en la mayoría de los casos, suele constar de tierra apisonada. En algún caso se encuentran pavimentos de lanchas de pizarra, calizas o cuarcitas, en aquellas viviendas de mayores dimensiones. También se observan hogares.

 

Interior de vivienda
 

En el Cerro de las Cabezas se han localizado dos enterramientos infantiles lo que indica que, aunque era una práctica utilizada, no estaba demasiado extendida. También se localizaron restos de dos individuos que murieron de manera violenta a mediados del siglo III a. C junto a la muralla sur de la ciudad (fuera de contexto funerario). No se ha localizado hasta la fecha ninguna necrópolis asociada al oppidum del Cerro de las Cabezas.

Entre las viviendas también se ha localizado algunos edificacios de carácter religioso, como el denominado santuario de los betilos. En su interior se observa la presencia de una triada betílica de cuarcita  hincadas en el suelo.

Santuario de los betilos. Cerro de las Cabezas
Santuario de los betilos

En las calles también se han localizado algunos hornos de planta circular con zócalo de mampostería trabada con barro que creaba una superficie horizontal sobre la que se situaba la cámara de cocción y la cúpula de adobe. En la zona más baja de la ciudad se localiza un horno alfarero datado en el siglo IV a. C junto al que se localizaron importantes piezas cerámicas. 

 

Horno alfarero. Cerro de las Cabezas
Horno alfarero

La cerámica será la manifestación artística más abundante y la que mejor refleja el grado de complejidad que alcanzó la sociedad íbera. En el caso de la cerámica localizada en el Cerro de las Cabezas, se ha localizado una gran tipología en las que se observa influencia fenicia en las fechadas en el siglo V a. C, mientras que durante el siglo IV a. C se observan influencias griegas. Será a partir del siglo IV a. C cuando se observe una mayor independencia de inlfuencias externas en las creacciones.

También se han localizado en este yacimiento producciones cerámicas estampilladas que son las manifestaciones cerámicas más relevantes de la cultura oretana. En concreto hay una serie de cerámicas estampilladas de tipo figurativo (cabeza de toro antropomorfizada, cabeza de lobo o figuras de guerreros) que se han considerado producción local que presentan un gran desarrollo durante el siglo III a. C. 

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INFORMACIÓN PRÁCTICA

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BIBLIOGRAFÍA:

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