lunes, 18 de mayo de 2015

Ciudad Hispanorromana de Ercávica (Cañaveruelas. Cuenca)

Ercávica fue una población celtíbera, en sus orígenes, que ocupaba un amplio cerro en las inmediaciones del curso del río Guadiela, cuyas aguas hoy están embalsadas por el Embalse de Buendía, en la provincia de Cuenca. Su posición privilegiada le proporciona unas amplias y bellas vistas del entorno.

La Ercávica celtíbera realmente se situaba, por lo que he podido leer en la propia página del yacimiento, en un cerro cercano al otro lado del río Guadiela, en la Muela de Alcocer. En el transcurso de las guerras celtibéricas (s II a. C), esta ciudad fue asediada y conquistada por los romanos, concretamente en el año 179 a. C según testimonio del historiador romano Tito Livio, integrándose en la provincia romana de Hispania Citerior, provincia que en su momento de máxima expansión llegó a ocupar dos tercios de la Península. A pesar de ello Ercávica tendría un papel importante en posteriores hostilidades, y que supondría su destrucción definitiva.

En la primera mitad del S I a. C se funda la ciudad romana de Ercávica, en su ubicación actual, en el Cerro del Castro de Santaver, ocupando una extensión de 20 hectáreas. La ciudad alcanzará su máximo auge durante los siglos I y II d. C, durante época altoimperial. Su declive se producirá, junto al declive del Imperio, en torno al siglo III d C.

Esta ciudad se encuentra muy asociada a la actividad minera de la zona ya que se situa en plena Vía Lapis Specularis, calzada que recorría diversos yacimientos donde se extraía este mineral y que permitía su transporte desde los puntos de extracción hasta los puertos de Levante, para su comercialización posterior en el Imperio. El lapis specularis (o espejuelo) es un tipo de yeso, muy apreciado en la Antigua Roma por usarse para el acristalamiento de ventanas (aunque no es el único uso que se le dió a este mineral).

El yacimiento se sitúa en las proximidades del pueblo de Cañaveruelas, y ha pasado en estos últimos años por un proceso de abandono importante, pero actualmente se han responsabilizado de su gestión (así como del cercano Monasterio de Monsalud, se puede adquirir una entrada combinada) un grupo de jóvenes arqueológos que han decidido apostar por la gestión del patrimonio y están realizando acciones para su recuperación. Todo ello me ha producido una inmensa alegría, ya que las últimas veces que visitamos este enclave estaba totalmente abandonado a su suerte.

El inicio de las excavaciones  se remonta al año 1972, aunque ha habido diversas campañas posteriores. El estado actual de las excavaciones nos permiten obtener una amplia visión de esta ciudad y percibir sus grandes dimensiones, además de ser consciente de lo mucho que queda bajo tierra.

Siguiendo el rcorrido marcado en el yacimiento, que sigue practicamente el trazado del Cardo Maximus, lo primero que nos encontramos con un conjunto de viviendas (o domus), donde destaca la denominada Casa del Médico, por sus dimensiones. Esta parte del yacimiento ha sido mejorada con la reconstrucción parcial de una de las viviendas.


Casa del Médico

Hacia el Oeste nos encontramos con el complejo de las Termas, donde pueden verse varias cisternas para el almacenamiento de agua, y parte de las estructuras de los edificios que las fomraban.  


Construcciones de las Termas
  
Una de las joyas de este yacimeitno es la sauna subterránea abovedada.


Sauna subterránea

Al norte del yacimiento nos encontramos con el centro público de la ciudad, el Foro. El Foro presenta importantes dimensiones, con la Basílica situada al sur, y la sede de los principales edificios de las administraciones públicas al norte.

Foro. Vista desde el sur

 El lado oriental está construido con un basamento de importantes dimensiones que permite salvar el desnivel del terreno, y formado por inmensos sillares, quer permitieron el aprovechamiento del terreno para los edificios que rodeaban el Foro. 

Basamento oriental del Foro

Ercávica se encontraba amurallada, quedando numerososo vestigios de la muralla y de las torres que la delimitaban

Muralla sur

Torre de la muralla en la parte oriental

Además de los vestigios romanos, este yacimiento tiene alguna pequeña sorpresa adicional que ofrecernos. La ciudad, a pesar de su paulatino abandono a partir del s III-IV d. C, fue sede episcopal en época visigoda, y de esta época queda algún testimonio, como es la Fuente del Pocillo, donde se llevaban a cabo los bautismos por inmersión. 


Fuente del Pocillo

A los pies de la planicie que sirve como aparcamiento encontramos dos interesante restos. En la parte baja una pequeña oquedad, se trata de la cripta de San Donato, el cual llegó a esta ciudad, procedente de África, en el s VI d. C. Las tumbas que se sitúan sobre la cripta, de la misma época, pertenecen a seguidores de San Donato.

Cripta de San Donato


Tumbas excavadas

Por último, debido a que las aguas del pantano estaban algo bajas, pudimos observar las ruinas de lo que queda del Balneario de la Isabela, hoy bajo las aguas del pantano, pero que en su momento constituyó un pequeño pueblo al que acudieron personas de la aristocracia y de la burguesía, atraídos por las aguas de la zona, conocidas desde la época de los romanos. 

Vistas desde el yacimiento hacia el lugar de la Isabela

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