El pequeño tramo de calzada romana que se puede ver se encuentra en el camino que sale de la misma localidad desde la ermita de la Soledad, de la cual se ha realizado una remodelación algo tosca. Si se continúa por esta pista en unos cientos de metros se distingue el firme de la antigua calzada.
Vista general del tramo de calzada. Ermita de la soledad al fondo
Los laterales de la calzada están bastante sucios, por lo que habrá que estar atento para distinguir los bordillos de la calzada, formados por grandes sillares rectangulares.
Detalle sillares de los bordillos
En algunos tramos puede apreciarse de forma clara la anchura de la calzada que era de algo más de 5 metros.
Ancho de la calzada
A lo largo del recorrido se pueden observar algunas alcantarillas que permiten salvar diversos pequeños cursos de agua, el mayor de ellos el que se corresponde con el Arroyo de la Laguna, que permiten el drenaje de los campos circundantes. Los dinteles de las alcantarillas están formados por pesados bloques, hoy prácticamente escondidos bajo la maleza.
Alcantarilla
Realmente los restos visibles no son muchos, pero bien merecen una visita si nuestro camino nos lleva por las cercanías de este bonito pueblo de Guadalajara.
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INFORMACIÓN ADICIONAL Y BIBLIOGRAFÍA:
- VALIENTE MALLA, JESÚS. Guía de la arqueología en Guadalajara. Editorial aache
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