lunes, 15 de julio de 2019

Cuevas del Sanabrio (Huete. Cuenca)

Plinio el Viejo ya hacía mención del lapis specularis en su Historia Natural como una de las riquezas de la minera romana en Hispania, concretamente asociado a la Hispania Citerior, junto a una profusa presencia de metales. Hispania no fue la única fuente de este mineral (también hubo yacimiento en el norte de África y en Próximo Oriente) pero sí proporcionó el mineral de mayor calidad y en mayores cantidades, especialmente en la cuenca Loranca-Huete, en la meseta hispánica.

El lapis specularis es una variedad mineralógica del yeso conocida como yeso selenítico (también conocido como Cristal de Hispania, espejuelo o espejillo). Suele aparecer en filones encajada entre otros yesos estratificados.

Sus caracteríticas principales es su configuración cristalina y laminar, permite la exfoliación y lajado en placas de grandes dimensiones. Además destaca por la transperencia que permitía el paso de la luz lo que lo convirtió en un bien muy apreciado.

Lapis Specualris. Cuevas del Sanabrio (Huete)
Lapis Specualris. Cuevas del Sanabrio (Huete)

Este mineral se convirtió, en época romana, en un elemento fundamental para la dinamización económica de las zonas en las que se explotó y condicionando en gran medida las vías de comunicación.

Así una de las principales vías de comunicación sería la que unía la ciudad de Segóbriga (que vio como su riqueza se incrementaba gracias a la comercialización de este mineral y en torno a la que se articulan los complejos mineros de lapis specularis) con Carthago Nova, salida natural para la comercialización más allá de las fronteras de Hispania. Junto a Segóbriga, existen en la zona otras ciudades y núcleos principales relacionados con la actividad minera y sus riquezas como es el caso de la ciudad de Ercávica (Cañaveruelas).

El lapis specaularis fue ampliamente utilizado, fundamentalmente por las clases pudientes al ser un artículo de lujo, dado su buen comportamiento mecánico y su resistencia, además de ser un excepcional aislante acústico y térmico, y un buen ignífugo. Este mineral fue empleado para aplicaciones arquitectónicas y constructivas, especialmente como acristalamiento (es decir, como cristal de ventana) ya que permitía el aislamiento dejando pasar la luz y permitiendo la iluminación de los interiores. Tuvo otros usos principalmente como piedra ornamental.

Por fortuna en la meseta se cuenta con una de las cuencas mineras de este mineral y que actualmente se está poniendo en valor. Una de esas minas (aunque no la de mayores dimensiones) la localizamos en el pueblo conquense de Huete. Estas minas, conocidas como Cuevas del Sanabrio.

Entrada a las Cuevas del Sanabrio (Huete)
Entrada a las Cuevas del Sanabrio (Huete)

La mina se ha acondicionado para su visita turística y proporciona una buen ocasión para ver una explotación minera romana sin apenas modificaciones desde su época de explotación. Este estado virginal se debe principalmente a la pérdida de interés por este mineral una vez que se descubrió el vidrio lo que provocó que se dejará de explotar y perdiera todo su valor.

Una labor previa a la extracción era la búsqueda de los filones de materia mediante la prospección del terreno y sondeos de exploración. En el caso de las Cuevas del Sanabrio esto queda patente en una de las entradas que fueron excavadas pero de las cuales no se pudo extraer material. Esto fue debido a la falta de calidad del material ya que no se presentaba en grandes filones y, por tanto, no era extraíble para su comercialización.

Cuevas del Sanabrio. Zona no explotada
Cuevas del Sanabrio. Zona no explotada

Una segunda boca da acceso a una explotación más profunda donde sí se puede constatar la extracción del mineral. Aunque en la zona hay numerosos pozos con accesos verticales, en el caso de las Cuevas del Sanabrio el acceso se hace por una rampa inclinada.

Acceso a Cuevas del Sanabrio. Explotación romana
Acceso a Cuevas del Sanabrio. Explotación romana

La distribución interior, al igual que en otras explotaciones de estas caracteríticas, se desarrolla en un aparente caos dando una sensación de laberinto. Si nos fijamos con detalle en las galerías de explotación se puede observar que la articulación responde a un esquema básico de "cámaras y pilares" característico de la minería subterránea.

Cuevas del Sanabrio. Pilar
Cuevas del Sanabrio. Pilar

Por lo tanto la aparente distribución caótica responde a la planificación técnica de los trabajos y a la aparición o no de las grandes vetas de lapis specularis. La distribución desigual del mineral en el interior de la mina obligaba a diseñar de manera minuciosa el trazado interior de la mina conjugando la rapidez en los trabajos con la estabilidad (de ahí la presencia de los pilares).

En el caso de las Cuevas del Sanabrio, la explotación es bastante limitada en extensión. Sin embargo,  se han localizado algunas explotaciones que presentan hasta cinco niveles de explotación, lo que obligaba a los ingenieros romanos a encontrar ingeniosas soluciones para dar estabilidad a la explotación o nuevos problemas técnicos como podía ser la extracción del agua presente e los niveles extractivos. 

Si nos fijamos más en los detalles aún pueden observarse las marcas de los picos, evidencia de la vida dura de los mineros que vivían gran parte de sus vidas en las oscuridades de las minas. También se observan pequeñas oquedades que, tras estudios realizados, parecen corresponderse con los lugares que ocupaban las lucernas (seguramente, por los restos arqueológicos localizados, de menores dimensiones que las lucernas de uso doméstico) que permitían la iluminación del interior.

 La última fase de toda esta actividad la marcaba el procesado por el que las placas se transformaban, por corte con sierra, en módulos estandarizados para su comercialización (Hay que tener en cuenta que el lapis specularis se corta fácilmente ya que presenta una dureza 2).

Por último se realizaba el transporte. Eñ trazado viario del distrito minero del lapis specularis se ajustaa al eje Ercávica-Segóbriga-Cartagho Nova, a partir de la cual se formaba un entramado de calzadas y ramales secundarios que canalizaban la producción.

No hace muchos años se señalizó un Sendero de Gran Recorrido (GR-163 Ruta del Cristal de Hispania) que sigue, parcialmente, el trazado de esta vía histórica entre Ercávica y San Clemente (es decir, el recorrido conquense)

Ercávica. Inicio del GR 163 (Ruta del Cristal de Hispania)
Ercávica. Inicio del GR 163 (Ruta del Cristal de Hispania)

Sin duda la visita de estas minas es un hito obligado para entender el enriquecimiento de las poblaciones en época romana y comprender el esplendor de algunos núcleos como las ya mencionadas Ercávica y, muy especialmente, Segóbriga.

Por supuesto también nos permitirá tener un contacto de primera mano con una de las principales actividades económicas que se desarrollaron en Hispania en época romana y que determinaron el interés del pueblo romano por estas tierras hispanas.

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