El campo de túmulos de Las Hoyas del Castillo se sitúa en la Serranía de Cuenca escondido en medio de un tupido pinar dentro del término municipal de la pequeña localidad de Pajaroncillo y en las proximidades de las hoces formadas por el río Cabriel. Un rincón adornado por las características rocas de arenisca roja que, debido a la erosión, crean formas que desatan la imaginación de los afortunados que se acercan hasta aquí.
El yacimiento ocupa una gran extensión de terreno en una extensa ladera de baja inlcinación que cae hacia una vaguada, conocida como Las Hoyas del Castillo por su proximidad a un castillo medieval situado en una de las escarpadas formaciones a 1049 m (el acceso se realiza por una canaleta con ayuda de una cuerda).
El Castillo (1049 m) |
El campo de túmulos se encuentra rodeado de medianas alturas con Peñarroya (1265 m) como altura culminante al norte. Descendiendo hacia el sur se localiza el Collado de los Aarieros (1063 m), otro posible punto de acceso si se viene desde la finca abandona de las Casas de Arriba del Cañizar.
La mayor concentración de túmulos se sitúa en la plataforma delimitada por el Vallejo del Collado de los Arrieros, al este, y el Vallejo del Derramero del Guilón, al oeste. Aquí se pueden localizar túmulos separados apenas entre 10 y 15 metros de distancia aunque sin orden aparente. Para el emplazamiento de los túmulos se ha seleccionado, por norma general, las zonas más planas y donde el túmulo resalta lo más posible.
Campo de túmulos de Las Hoyas del Castillo |
Los túmulos presentan caracteríticas constructivas comunes. Para su construcción se han aprovechado los materiales disponibles en el terreno. Todos los túmulos presentan una cista central, de características y dimensiones variables, y de un muro exterior de forma circular o ligeramente oval. Las construcciones apoyan sobre el suelo natural.
La cista central era el espacio reservado para contener los restos del enterramiento y, en caso de existir, el ajuar asoacido al difunto. Su forma, orientación y sistema constructivo varían ligeramente, aunque no siempre es fácil apreciarlo dado el grado de conservación de algunas estructuras, dentro de las características generales indicadas.
La forma más corriente para las cistas es la rectangular. En muchas ocasiones para dilimitar el espacio presentan cuatro grandes lajas, una por lado.
Cista central rectangular de cuatro lajas |
En otras ocasiones se utilizan lajas de menor tamaño y mayor número para delimitar la cista central.
Cista central |
También se pueden localizar cistas de forma cuadrada, mucho menos frecuentes. y, por último, aparecen túmulos con cista circular u oval. En estos casos el borde de la cista no aparece delimitada por losas, sino por muro de lajas interior.
Cista ovalada |
Estos casos de cistas circulares u ovaladas son las menos frecuentes lo que parece indicar que se trata de excepciones.
La parte superior siempre ha sido la más afectada por la destrucción lo que ha provocado que no se conserven, en casi ningún caso, el cierre de las cistas y los túmulos. Pero hay algún caso en el que se puede apreciar sobre parte de la cista una laja de arenisca que se puede interpretar como parte de la cobertura de la cista.
Cobertura de cista |
De manera que la cista quedaría tapada por una o varias losas y se cubriría, en último término, por piedras formando un cono que iría subiendo en altura desde el muro exterior hasta el centro dando forma al túmulo.
En el caso de las cistas mayores no se han encontrado las losas de cierre y, dadas las dimensiones, hace pensar en algún otro tipo de método constructivo para su cierre. En alguno de los enterramientos se ha observado que los muros presentan cierta inclinación hacia el interior, por loq ue podría suponer una cobertura de falsa cúpula pero que no se ha podido confirmar, ya que podría tratarse de una simple deformación del muro.
La forma del túmulo es circular o ligeramente oval y ofrece un muro exterior formado por lajas de arenisca superpuestas.
Muro exterior del túmulo |
Muro exterior del túmulo |
Este muro exterior tendría como finalidad contener el relleno de piedras irregulares que formaban el túmulo y que a menudo lo han sobrepasado esparciéndose en torno a la cista central. Ningún túmulo se ha conservado completo lo que impide determinar la altura, aunque se ha estimado una altura máxima de 100 cm.
Túmulo |
Los túmulos de Las Hoyas del Castillo suelen ser de pequeño tamaño en comparación con otros sectores (muy significativo el tamaño de los túmulos del cercano campo de túmulos de Los Tesoros donde los túmulos presentan dismensiones importantes, aunque su estado de conservación es sensiblemente peor).
Cista |
Al borde de la pista que desciende desde el Collado de los Arrieros podemos encontrar uno de los túmulos más monumentales y grandes del conjunto que rompen la característica más común ya mencionada de las dimensiones modestas. En este caso, la cista, como hemos visto que sucede en algunas ocasiones, presenta forma ovalada y el interior está delimitado por muro en vez de losas.
Túmulo |
Asociado a estos enterramientos se localizaron elementos de cultura material de ajuares como aros y brazaletes de bronce, cuentas de collar de oro y vídreo, anillos de oro, cerámica, utensilios de sílex. Sin embargo, si tenemos en cuenta el número de enterramientos, estos ajuares han resultado ser pobres. Seguramente este factor es debido al expolio a lo largo de los siglos, lo que parece confirmarse por el hecho de que ninguna de las cistas se ha encontrado intacta.
Los restos humanos localizados han sido escasos. Esto puede ser debido a tres características: por un lado el expolio ya comentado, en segundo lugar la acidez del terreno que ha provocado la alteracióon química de los restos; y, por último, el ritual funerario, con toda seguridad, incineración.
la cronología de esta necópolis parece situarse en la Edad del Hierro, con un uso extendido entre los siglos VIII a. de C. al IV a. de C. En cuanto a la adscripción cultural es un asunto algo más complejo. Antes de la llegada de los romanos se identifica en las tierras de Cuenca, al pueblo de los Olcades que desaparecen una vez interrumpen éstos, sin que sean mencionados junto a otros pueblos del final de la Edad del Hierro en los escritos latinos. Concretamente Bosch Gimpera sitúa a los Olcades en la región delimitada por las ciudades de Segóbriga, Valeria y Ercávica. Tampoco queda claro entre los investigadores si los Olcades ocupaban una posición entre los denominados pueblos celtibéricos o, por el contrario, una procedencia ibérica.
Hay otras zonas próximas donde se han localizado más túmulos aunque, en general, más dispersos que en este sector, como es el caso de las Corbeteras o en la zona situada por encima de la casa forestal de El Saladar (en la unión del Vallejo de El Escorial y el Vallejo del Collado de los Arrieros)
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INFORMACIÓN PRÁCTICA
- El acceso al yacimiento es libre. Para llegar a él hay que llegar hasta la Casa del Saladar, pasado Pajaroncillo (si se llega desde Cuenca) en la carretera N-420.
- Relativamente cerca de esta ubicación se puede visitar las pinturas rupestres de Villar del Humo.
BIBLIOGRAFÍA:
- ALMAGRO GORBEA, MARTÍN. Los campor de túmulos de Pajaroncillo (Cuenca). Excavaciones arqueológicas en España. Madrid 1973. Números 82-83.
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