sábado, 11 de abril de 2015

Roma (Italia)

Por fin viajamos a Roma en el año 2011, un viaje pendiente e imprescindible, decidimos pasar una semana para conocer la ciudad y tener tiempo de recorrer algún otro yacimiento más al sur. Roma da para días, semanas o meses, así que hay que centrarse y planificar un poco qué quiere ver uno, porque sino es imposible. Yo lo tenía claro quería conocer Roma, la antigua, el centro de ese gran Imperio que se extendió por gran parte de Europa, así que hay muchas cosas que no vimos y que tendrán que esperar a otro viaje (como el Vaticano).

Es una ciudad algo agobiante por dos razones, el tráfico algo caótico y la gran cantidad de gente que podemos encontrar en sus calle, grandes grupos de turistas que abarrotan todas y cada una de las acalles de esta bella ciudad.

Lo primro que encontramos fu el Castillo de Sant Angelo, iniciado por el emperador Adriano en el s. II a. C como mausoleo familiar, posteriormente ha ido adoptando otros usos, que quizá le han permitido conservarse hasta nuestros días. Actualmente es el Museo Nazionale. Desde este punto para pasar a la otra orilla atravesamos el Puente Romano, dicen que es uno de los más hermosos de Roma.

Castillo de Sant Angelo

Dirigiéndonos hacia el Coliseo ya podemos tener las primeras vistas de lo que era la ciudad, ya que pasamos por los Foros Imperiales, foros construidos a partir de Julio César como ampliación al Foro Republicano. el más espectacular de ellos el Foro de Trajano, el denominado Mercado de Trajano. 


Foros Imperiales

 Así llegamos a la imagen más conocida de Roma: el Coliseo (o Anfiteatro Flavio), un edificio de impresionantes dimensiones. Se trata del mayor anfiteatro del mundo y fue mandado construir por el emperador Vespasiano (sucesor de Nerón).


Exterior del Coliseo

Por dentro no es más impresionante, si cabe. Se puede pasear por la arena, las gradas, las galerías cubiertas...todo ello en un estado de conservación extraordinario. 



 Interior del Coliseo
 
Después de este primer contacto, dirigimos nuestros pasos hacia el Foro Romano, donde se desarrollaba la vida pública de Roma. Construido en una zona pantanosa en torno al s VI a. C después de drenar la zona gracias a la Cloaca Máxima. El Foro Romano ocupa una importante extensión del centro de Roma y es un sitio donde realmente tuvimos la sensación de recorrer la antigua Roma. 

Vista general del Foro Romano

En el foro hay importantes edificio como los Arcos de Tito y Severo Séptimo, La Curia, La Basílica de Majencio y Constantino, o los Templos de Antonino y Faustina, entre otros. Lo mejor es llevar una buena guía que nos permita situar y apreciar este magnífico entorno en su justa medida. 

Arco de Severo Séptimo y Columna Focas
 
Foro y Arco de Severo Séptimo a la izquierda

Arco de Severo Séptimo

Arco de Tito

Basílica de Majencio y Constantino

 Templo de Saturno (derecha) y de Vespasiano (izquierda)

En las proximidades también podemos apreciar el formidable Arco de Constantino, el más moderno de los arcos triunfales que podremos ver en esta ciudad, e impresionante en dimensiones.

 Arco de Constantino

Arco de Constantino (detalle)

Después de disfrutar de la visita al corazón de Roma, nos dirigimos hacia el punto de su origen: el monte Palatino. Aquí se sitúa la cueva en la cual, según la mitología romana, la loba amamantó a Rómulo y Remo, y, junto a las otra seis colinas (Capitolino, Aventino, Celio, Esquilino, Quirinal y Viminal) conforman el origen de la ciudad de Roma en sus inicios.

Circo Máximo y Palatino al fondo
  
El monte Palatino fue  lugar de rsidencia de la aristocracia romana durante la República para, en época imperial, convertirse en lugar de residencia de los emperadores, obras que fueron iniciadas por Augusto, y que dieron lugar a suntuosas residencias: Domus Flavia, Domus Augustana, Casa de Livia, Templo de Cibeles o el Palacio de Sptimio Severo.

Estadio en el Palatino

Domus Flavia

Después de recorrer estos lugares tan emblemáticos, todavía nos queda mucho por conocer. Nuestro siguiente destino se sitúa un poco más alejado del centro, pero merece la pena darse un paseo para conocer las Termas de Caracalla. Un lugar imprsionante y relajado, ya que está alejado de los centros más turísticos de la ciudad y además el entorno hace que uno pueda disfrutar de un poco. 




 
 Termas de caracalla

Es impresionante lo bien conservadas que están los restos, es un edificio enorme en el que pueden diferenciarse las piscinas perfectamente. También tiene hermosos mosaicos y alguno de los fragmentos que podemos ver dispersos proceden de los mosacicos que existían en una segunda planta, hoy inexistente. 


Estas termas, o baños públicos, fueron construidas en el siglo III a. C durante el reinado del emperador Caracalla.

Una visita también merce una de las vías principales de entrada en Roma: la Vía Appia Antica, que unía Roma con la costa oriental. Tiene el aliciente de que es totalmente gratis, y permite darse un buen paseo por las afueras de Roma, lejos del ruido.

Vía Appia Antica

En la misma vía Appia encontraremos buenos ejemplos de arquitectura como el Mausoleo de Cecilia Metella y restos de mausoleos y tumbas menores a ambos lados de la calzada. 

Mausoleo de Cecilia Metella

Aún nos queda por visitar uno de esos puntos emblemáticos de la ciudad, quizá, junto al Coliseo, una de las imágnes más conocidas, como es el Panteón, y es que nos encontramos ante el templo mejor conservado, seguramente porque fue reconvertido en Iglesia de forma temprana. 

Panteón

Interior del Panteón

Tras estos días soleados nos dirigeremos a nuestros últimos dos destinos, en este caso nos decidimos por recorrer los pasillos de museos para conocer más a fondo la cultura material de esta gran civilización. 

Así lo primero que vimos fue el Ara Pacis, altar de mármol erigido para celebrar las victorias militares de Augusto en los últimos años del s I a. C.

Ara Pacis

La decoración escultórica es increíble, llena de detalles y de gran delicadeza, con alegorías, y la representación de procesiones.


Detalle escultórico. Ara Pacis

Por supuesto no podemos irnos de esta ciudad sin acercarnos a los Museos Capitolinos, salas enteras llenas de maravillas, me impresionaron muy especialmente las esculturas que se exponían.








 

También hay muestras de mosaicos...


Y muestras de esculturas en bronce, como la magnífica estatua de Constantino de grandes proporciones...


O la estatua de la Loba capitolina...


Roma ofrece otras muchas cosas para hacer y visitar, quizá monumentos no tan conocidos, pero a los que nos podemos acercar durante alguno de los paseos que necesariamente hay que darse por la ciudad. Algún ejemplo de estos puntos menos conocidos, no por ello menos interesante, siendo conscientes de que nunca, en un solo viaje, podremos abarcar la totalidad de lo que Roma nos ofrece.

Foro Boario

En cualquier rincón de esta maravillosa ciudad podemos encontrar restos de su magnificiencia pasada.


Nuestro viaje a Roma finaliza siendo conscientes de lo mucho que nos dejamos sin conocer.

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